(Radio GBA / por Claudio Blanco) Corto y pego los copetes de los últimos partidos y chau. Total es la misma historieta, pero con diferente adversario, distinto árbitro y a veces diferente escenario. Esta vez la derrota de Defensa y Justicia fue ante Belgrano, en el estadio “Kempes” del paraje Chateau Carreras, en la capital cordobesa (cuándo no…). Fue 1 a 0 y en el segundo tiempo (ahora “copy” y “paste”…) Defensa fue superior a su adversario, con gran cantidad de llegadas pero no pudo concretar ni una. Incluso todo el complemento lo jugó con un hombre de más, ante la expulsión de Pier Barrios al primer minuto de iniciado el segundo capítulo y con un Olave lesionado en los últimos 5 minutos. Pero no hubo caso.

El equipo de Ariel Holan fue y propuso desde el vamos; se plantó en campo rival y dominó el juego. A pesar de ello, dos remates de Belgrano fueron suficientes para que uno de ellos hiciera mover el score: el primer remate fue de Iván Etevenaux y la mandó alta; el segundo, un centro del mismo muchacho de apellido franchute a la cabeza de Parodi, que de frente al arco venció la resistencia de Gaby Arias. Sólo eso. Al descanso y a defenderse en su campo y  a apostar a alguna contra en el complemento. Otra vez copio y pego de la crónica del partido ante Quilmes: En el complemento, Defensa fue decidido al empate. Y no lo hizo a tontas y a locas, sino de manera contundente y ordenada. Pero todo ello hasta el área, porque una vez allí, diversos factores evitaron la caída del arco de Quilmes. Bueno, tachen ustedes mismos la palabra “Quilmes” y reemplácenla por “Belgrano”. Listo. Ni los ingresos de Barbieri, Sánchez Sotelo y Busse (por Dal Casón, Tellechea y Damián Martínez) pudieron quebrar la miseria ofensiva.

Fue otra noche de desazón. Cuarta derrota al hilo, la tercera en el torneo doméstico, el más importante en el presente del Halcón en la máxima categoría del fútbol de nuestro país. Se hace difícil así, pero en la época de malaria prefiero continuar generando situaciones antes que ninguna. Qué se yo, quizás alguna se dé. Ya, a esta altura, se hace complicado hasta hilvanar oraciones para una buena crónica que explique lo inexplicable.

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