(Prensa Fecootraun) La empresa Cooperativa de Trabajo Constructiva Ltda. está adherida a la Federación de Cooperativas de Trabajo Unidas de Florencio Varela -Fecootraun FV- y, además de dedicarse a trabajos de albañilería, construcción y refacciones en general, pronto comenzará la fabricación de cercos de alambre tejido.
Sus comienzos, los proyectos, las expectativas y el orgullo hacía la Federación fueron comentados en los micrófonos de Radio Gran Buenos Aires en el programa “La Mañana” por el presidente de la Cooperativa, Luis Lobo, un fanático de Defensa y Justicia y responsable máximo de llevar adelante la empresa. Luis obtuvo ese cargo con tan sólo 20 años y hoy, con sus 31, aseguró: “le debo todo al cooperativismo”.
La Cooperativa Constructiva Limitada es una de las cooperativas fundadoras de la Federación varelense. La misma se centra en trabajos de construcción, albañilería, refacciones en general y llevan a cabo un proyecto de alambrado olímpico, ya que hace poco adquirieron una máquina para la construcción de tejido romboidal. Tiene muchos de sus asociados distribuidos en el Centro Recreativo Nacional de los Bosques de Ezeiza donde realizan la parquización y mantenimiento del lugar, además de la firma de un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social para que cada árbol caído sea llevado al aserradero y se transforme en un recurso útil para el lugar. También trabajan en la extensión de la infraestructura del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).
Luis Lobo, que también es vocal de Fecootraun, habló sobre lo mencionado y más:
– ¿Cómo te sumaste al movimiento cooperativo y cómo se creó tu cooperativa?
– Yo me sumé porque la concejal del barrio me invitó a una reunión para conformar una cooperativa y, en ese tiempo no sabía nada sobre las cooperativas porque venía de trabajar en una panadería y por eso me sumé a las reuniones. Las mismas fueron pasando y se conformaban cooperativas con capacitadores del INAES. Bueno, me fui sumando de reunión en reunión y, ya era parte de una cooperativa, aunque no sabía bien de qué se trataba, pero como nos daban trabajo y teníamos cuatro viviendas para construir. Uno no podía dejar pasar esa oportunidad porque lo que ganaba en la panadería no me alcanzaba y de ahí nos fuimos sumando y desde ese entonces comenzamos en el movimiento cooperativo.
– ¿Cómo se inició tu cooperativa? Te preguntó sabiendo que fuiste el Presidente más joven con tan sólo 20 años…
– Sí, con 20 años, pero en principio era un socio fundador de la cooperativa. Después, el Secretario de la cooperativa presentó la renuncia y por una asamblea que hicimos en una de las viviendas en la que trabajábamos, me designaron nuevo Secretario. A eso, quien fue nuestro Presidente tenía muchos años y no le daba la edad para hacer trámites en el banco y demás, yo como Secretario sabía cómo hacer esa labor porque un Secretario prácticamente cumple las mismas funciones que el Presidente. Entonces, en una nueva asamblea me designaron como Presidente. Sí, fui el más joven, pero me costó porque cada vez que iba a presentar documentos me decían ‘tiene que venir tu Presidente’ y yo les decía que ‘yo era el Presidente’, pero me veían tan chico que luché tanto hasta que se conformó bien la cooperativa, porque cuando asumí como Presidente la cooperativa estaba tocando fondo. En base a eso, con mis 20 años me tuve que sentar a hablar con los mayores de mi cooperativa, éramos 16 y quedamos 14, luego recuperamos a dos hombres y volvimos a ser 16. Es que, llega un momento que tenés que poner la palabra sobre la mesa y pusimos en claro nuestras prioridades. Tuvimos que decir las cuestiones para que nuestra cooperativa crezca. Así logramos nuestro primer trabajo con la construcción de cuatro viviendas, así como la mayoría de las cooperativas fundadoras de la Federación y cooperativas que hoy ya no existen. Fue muy difícil, porque fue a mediados del 2003, pero el INAES nos dio una gran capacitación, aunque la mano de obra costó porque ninguno sabía nada de albañilería, porque todos venían de trabajar en distintos rubros: muchos trabajaron en fábricas, otros en empresas, pero la mayoría no había trabajado de albañil. Aunque, gracias a Dios conocimos gente que nos ayudó mucho, como Luis Ojeda o Añasco que ya no están más, pero nos dieron una mano. Además, teníamos los Maestros Mayor de Obras que nos designaba el Municipio, pero lamentablemente no nos quedó otra que aprender a trabajar de eso, porque sino debíamos agarrar una cuchara para hacer más mano de obra y realizar un buen certificado para a fin de mes cobrar la plata. Así fue de difícil cuando comenzamos.
– Vos como hombre de Fecootraun, debes estar muy orgulloso por todo lo que logró la Federación…
– Estoy muy conforme, aunque no sé en dónde está el límite de la conformidad. Al principio, yo llegaba a mi casa y con esos $200 me conformaba y, los escuchaba a mis compañeros, a Christian (Miño) que querían conformar una Federación, y yo pensaba ‘éstos están locos, porque no podemos cobrar $300 y quieren hacer una Federación’. Finalmente yo era el loco, por eso te digo que estoy orgulloso de tener a alguien que siempre tiró hacía adelante, más allá de que todos tiramos para adelante siempre hay una cabeza y nuestra cabeza siempre fue Christian Miño y, yo estoy agradecido a él, a mí y a todos los muchachos que siempre colaboraron. Después comenzaron las reuniones para conformar a la Federación y comenzamos a comprar materiales en conjunto que iba a ser más barato como nos decía Christian Miño. Hoy ver a nuestra Federación como una de las pioneras que capacita a otras Federaciones en representación de la CNCT con el programa Capacitación con Obras, la verdad que uno nunca lo imaginó, pero también vale el esfuerzo. Yo, estoy atravesando algunos problemas personales y cuando llegó a mi casa pienso en la Federación, entro y veo todo lo que se hizo, paso por el camino de las viviendas y uno no se da cuenta de todo lo que se logró y la verdad es que estoy muy orgullosos de la Federación y de la Confederación y, la verdad que nosotros nos morimos de hambre cuando arrancamos y no como la cuentan algunos, por eso tenemos bien merecido el lugar que hoy tenemos.
– ¿Qué labor concreta realiza tu cooperativa en estos días?
– Hoy seguimos con la sobras y tengo gente en distintos lugares. En Ezeiza hay cinco asociados que cumplen el rol de trabajar en la parquización y puesta en valor de esos bosques. Ahí, hace seis meses estuve de encargado con Juan Fornier y, hoy está el compañero Ramón Sigales. Yo fui parte de ahí y es otra experiencia más por cómo se dejó esos bosques. Después tengo dos asociados más en Capital, que están trabajando en la construcción y extensión del edificio del INAES y, es una obra que sale de la Federación y de la Confederación. Tal vez no soy bien justo, pero es parte de ambos, porque Fecootraun se encarga de toda organización y CNCT es la que da el trabajo. A eso, en Ezeiza nuestra cooperativa tiene un convenio con el Ministerio para tomar todo árbol que cae, llevarlo al aserradero y cortarlo tres metros para hacer todo tipo de revestimiento, en lo que son carteles de obras, de señales, para juegos, en todo lo que se necesite en Ezeiza. También tengo gente que está parada porque tiene que iniciar otra obra que aún no comenzó, pero en realidad hoy somos entre 16 o 18 asociados y te digo así, porque hay dos que no sé si van a seguir, porque me parece que consiguieron trabajo y a veces pasan estas cosas por la falta de continuidad y, yo por mis problemas personales no pude estar en las últimas reuniones, entonces, tal vez se pierde un poco la continuidad del trabajo. Esas son las divisiones que tengo con mis asociados que hoy en día están trabajando…
– ¿Cumplieron con las expectativas que tenían en aquél entonces?
– Falta la frutilla del postre, porque siempre tuvimos la idea de conformar un proyecto: fabricar alambrados olímpicos. Tenemos la máquina, pero por una desgracia, cosas de la vida o falta de fortuna yo tengo un problema personal, entonces no pudimos usarla y no podemos concretar ese proyecto. Más allá que uno sabe que tenemos un piso, pero como dicen nuestros compañeros, el techo no lo tenés. Después vamos a tener más y vamos a querer hacer otra cosa, más allá de que yo no esté, a mí me gustaría que el día de mañana reconozcan todo lo que hicimos y que valoren lo que dejamos. Si el día de mañana la manejan nuestros hijos mejor…
–¿De qué se trata el proyecto del alambrado olímpico?
– Es una máquina que construye el tejido romboidal, aunque no están gran, pero al ser más chica es más manual, pero es muy automática porque tiene una computadora que te brinda la posibilidad de programar cuántos rollos, metros y vueltas de tejido querés o pretendes hacer. Pero es más manual, porque sale el rollo de alambre y lo cortas vos, no lo corta l máquina. Después veremos si podemos comprar otra más grande, o tratar de hacer otro proyecto de, por citar un ejemplo, de postes. Es que, hoy queremos arrancar con esto para dar continuidad de trabajo o para sumar socios a la cooperativa.
– Como conclusión final: ¿Qué te dejó el cooperativismo?
– En realidad me deja todo, yo estoy muy agradecido. A veces digo que no hay palabras de agradecimiento, yo soy muy agradecido al cooperativismo y sé reconocerlo. Yo pude terminar mi casa y comprarme un autito y, tener a mi familia mínimamente bien en lo económico gracias a esto. Así que no sé cuál sería la palabra exacta de agradecimiento de todo lo que hay, desde que tuve mis 20 años a mis 31 actuales. Ahora que estoy más maduro te puedo asegurar que le debo todo al cooperativismo.
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