(Radio GBA) Fue un día de furia climática, como jamás se había vivido en el “Tomaghello” del barrio Libertad desde 1978, año de su inauguración: en la previa del partido entre Defensa y Justicia y Estudiantes de La Plata, por la 6ta. Fecha de la Super Liga, una tormenta eléctrica -estruendosa y luminosa- terminó en una intensa lluvia y mutó a una granizada que cambió la fisonomía del campo de juego y arrugó más de un auto estacionado en las adyacencias del estadio.
Una hora antes del partido, previsto para las 17.45, la lluvia fue intensa y mutó a enormes bolas de hielo que cayeron impiadosas sobre varios barrios varelenses. Rayos y truenos hacían crujir los vidrios de las cabinas de prensa y el intenso viento hacían que todo lo que caía del cielo viniera inclinado unos 45 grados en dirección al norte. Fueron varios minutos y, al cesar la lluvia, dejó el impecable campo de juego con un manto de agua debajo del perfecto verde. Y justamente, porque es uno de los mejores campos de juego del país y porque se estrenó el llamado “rolo-secador” (un rodillo que se psa por encima de cada charco y absorbe el agua), es que se pudo iniciar el encuentro.
Duró 26 minutos. Y fueron intensos. Tanto, que el marcador se movió 2 veces: primero con el gol del paraguayo Matías Rojas, que sacó un potente remate de derecha -¡es zurdo!- que le picó antes a Andújar y se metió en el costado derecho y unos minutos más tarde Noguera consiguió el empate que terminó siendo transitorio. Del minuto 27 en adelante se jugará el finde semana del 12 de octubre, cuando se configure una nueva “fecha FIFA“. Pablo Dóvalo, el árbitro, paró el partido atinadamente cuando una cortina de agua otra vez cubrió el estadio y los rayos recobraron una intensidad inusitada. Con los equipos en el vestuario, y los hinchas retirándose, el viento aceleró su paso casi como la cola de un huracán. La luz de todo el barrio Libertad y más alla se cortó. Era todo fantasmagórico. Un rayo dejó dañada la consola de nuestro equipo deportivo de La Cadena Verdeamarilla del Gol, y debieron seguir con el tubo de teléfono en mano, incluso por seguridad, ya que la Cabina Nro. 1 estaba a esa altura con mucha agua dentro y los cables de los equipos de exteriores eran potenciales enemigos.
Final de un sábado espeluznante. “No se debería haber jugado por seguridad” -dijo enojado el presi de Defensa, José Lemme. Quizás tenga razón, pero Dóvalo también tuvo la suya: se podía jugar en ese hermosos césped, y lo paró cuando la tormenta pasó a ser severa. La historia entre Halcones y Pinchas continuará el fin de semana del 12 de octubre.
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