(Claudio Blanco) Daniel González en Florencio Varela, Juan José Mussi en Berazategui y el empate técnico logrado por el joven Matías Festucca en Quilmes (bastión de Cambiemos con Martiniano Molina) fueron los ganadores de nuestra región en las elecciones legislativas de hoy.  A ellos, se le suma la gran performance realizada por Pablo Alaniz (Cambiemos Varela), en un distrito varelense de arraigo bien peronista. Por su parte, el gobierno cosechó el respaldo del voto a nivel país, dándole la concentración de poder más grande desde la restauración de la democracia, lo que habla de que la estrategia del macrismo, con el acompañamiento de todos los medios de comunicación masivos a favor, dio el resultado casi soñado en las huestes de cualquier oficialismo: penetrar en los sectores de la clase media que no les va nada bien con éste modelo económico ni tiene perspectiva de cambio si ese rumbo no se corrige.

LOS NUMEROS DE LA ELECCIÓN

En Florencio Varela, Unidad Ciudadana logró el 46,75 % de los votos por sobre Cambiemos, que sumó más que en las PASO: 32,41 %. En Berazategui, el peronismo cosechó el 51,37 % de los votos, por sobre Cambiemos, que tuvo el 30,47 %. A esos triunfos holgados, en Quilmes la cosa fue muy distinta: el oficialismo de Martiniano Molina recibió un cachetazo de alerta para el 2019, ya que el joven Guillermo Galetto cosechó con todo el aparato oficial detrás apenas 3 mil votos por sobre el candidato de Unidad Ciudadana Matías Festucca, lo que fue un empate técnico en uno de los distritos más volátiles e independientesen cuanto a la manera de votar de los ciudadanos.

A nivel provincial, Julio Pereyra alcanzó una banca en la legislatura provincial, por lo que Andrés Watson completará el período al frente del municipio varelense hasta 2019. En la elección nacional a Senadores, Esteban Bullrich superó a Cristina Kirchner por apenas el 4 % de los votos, lo que posiciona a la expresidenta como la opositora que más votos cosechó, algo que deberá hacer replantear el futuro en el seno interno del partido Justicialista si quiere retomar poder en 2019.

OPINIÓN: LA PYMES, LA CLASE MEDIA Y SU VOTO

Es paradójico lo que se da entre el empresariado PyME: no dejan de llover quejas en las Cámaras y entidades gremiales empresarias por los tarifazos y baja en las ventas, pero a la hora de votar se inclinan en su gran mayoría por las políticas económicas de éste gobierno que los perjudica abiertamente, a excepción de algunos sectores específicos.

Con éste nuevo mapa político, el gobierno se ve empoderado para concretar y ahondar aún más en sus ideales políticos de ajuste y de economía abierta. Esa misma apertura que tanto perjudica a las pequeñas y medianas empresas y tracciona muy a favor de las multinacionales y grandes corporaciones, tales como las que concentran la opinión pública en los medios de comunicación masiva y que juegan abiertamente a favor de Mauricio Macri y su equipo de gobierno, que hoy avanza en todo el territorio nacional, provincial y en casi todos los distritos bonaerenses, a excepción de los de nuestra región.

De ahora en más, el juego democrático marca que es el momento “no peronista” más importante del país después del alfonsinismo, aunque aquél gobierno era de arraigo popular, o populista, ese vocablo que ahora pareciera ser “mala palabra”, según se instala desde las corporaciones mediáticas. Es el momento de una derecha siglo XXI y multimediática, pero que es la oligarquía conservadora que regresó al mando del país y que ayer se vio sorpresivamente legitimada en los votos por sectores de clase media obrera y la pequeña burguesía (comerciantes y PyMEs) que históricamente se le opusieron. El ojo de los medios de comunicación hizo foco en aquellos funcionarios corruptos encarcelados y en la vacía palabra del “sí se puede”, un recurso que es efectivo cuando se tiene consigo al cuarto poder y una millonaria inversión en las redes, con dinero que sale de nuestros bolsillos (como antes, pero ahora no se adjetiva ni critica), que engrosa las arcas de empresas multinacionales (Google, Facebook, YouTube, etc.) y que lejos está de regresar a algún salario mínimo de un trabajador de la TV Pública o de un medio de baja potencia del interior.

Los vacíos discursos de Macri en cuanto a contenidos, y llenos de apelaciones emotivas a la esperanza y un “podemos juntos” reiterado, se trasladan a un poder real que roza el límite de lo peligroso, más cuando lo administran  ciertos dirigentes de sesgo arrogante como lo es el Jefe de Gabinete, Marcos Peña (cercano a la aspereza de Cristina Kirchner que tanto se criticó), y del grupo de la mesa chica que preparan paquetes de reformas que no irán en beneficio ni del obrero ni del empresariado PyME.  Y no serán esos paquetes un regalo para ellos, justamente quienes acompañaron éste domingo con su voto a la actual gestión.

Son dos años los que siguen en los que la Argentina ratificó que se subió a la ola derechista del mundo. No soy de los que flote cómodo allí. Qué sea con suerte.

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