(por Claudio Blanco) A 2850 metros de altura por sobre el nivel del mar se encuentra la ciudad de San Francisco de Quito. Y allí, como supo hacerlo en la caótica San Pablo y la colorida Cali, Defensa y Justicia eliminó a El Nacional y avanzó a los Octavos de Final de la Copa Conmebol Sudamericana, instancia a la que llega por primera vez en su corta y rica historia. Al ya escaso oxígeno imperante debido a esa altitud, que deja sin aire al primer pique de los pulmones más sanos y entrenados, se le sumó la intensa lluvia sobre el desvencijado estadio Olímpico Atahualpa, que mantiene no sin dificultad la municipalidad de Pichincha. Y allí, en esa geografía distante, húmeda y con sobrante de tribunas por todos lados, el Halcón festejó de nuevo e hizo suya la “hazaña Ecuatoriana”. Perdió 1 a 0, pero los 2 goles en el partido de ida en Varela le dio el pasaporte a la siguiente instancia del certamen internacional de clubes.

La orden fue clara: cuidar el escaso aire de la altura, regular las fuerzas, no correr inútilmente. Tocar, jugar lo más parado posible. Esperar. Y Defensa así lo hizo, pero, a ojos vista, el equipo se cuidó tanto que se metió en el fondo, cedió la pelota y se dedicó a aguantar todo el partido como si faltaran solo 5 minutos ¡Demasiado para esquivar pelotas que salen disparadas como bala y para soportar centros a rolete! Y en esa quietud varelense, llegó el gol de El Nacional a los 19 minutos por parte de Daniel Angulo. Demasiado pronto para aguantar ¡Pero el Defe Aguantó!

Y lo aguantó sin ese fútbol vistoso y creativo, casi sin poder sostener la pelota al pié por más de 15 segundos, pero con 4 virtudes concretas: maña, oficio, sacrificio y convicción. El objetivo era claro: clasificar ¡Y lo logró!

Y al acting del oficio futbolero no juegan solo los futbolistas, sino también el cuerpo técnico. Tanto que se fue expulsado el Dr. Javier Lacki por, uno cree, diagnosticar “sueño en el terreno de juego” y recetar “dormirse un ratito y pedir por el tordo cual bebé por su mamá”. Aplausos para esa sonrisa pícara al salir que quedó reflejada en un primer plano de la televisión sudamericana. Y qué decir del oficio de Jonás, un verdadero candidato a subirse a las tablas con sus exhuberates caídas ante cada roce de un adversario, que a veces eran faltas y otras no tanto.

Todo ésto, sumado a una defensa que sacó todo (a cualquier parte), hizo que el equipo de Beccacece sufriera pero festeje. Fueron casi nulas las situaciones de gol generadas por el verdeamarillo, ya que en primer tiempo Isnaldo casi no gravitó y lo dejó soito a Bordagaray, y en el complemento los ingresos de Barrios y Ciro Rius tampoco pudieron cambiar el rumbo del partido.

Ahora llegará el domingo ante Argentinos Juniors por la Copa Argentina, y unos días más allá Lanús, por la Super Liga. En la Sudamericana, Defensa espera por Boston River de Uruguay o el vecino Banfield. Mientras, siga festejando que Defensa y Justicia sigue haciendo historia ¡Salud!

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