(por Claudio Blanco) El Presidente Mauricio Macri sigue firme con su idea de eliminar todo lo relacionado al gobierno de Cristina Kirchner, incluso las buenas gestiones de gobierno y los hechos que superan en importancia y sensibilidad a un gobierno, como el feriado del 24 de marzo que conmemora el sufrimiento de un pueblo en manos del terrorismo del Estado con el último golpe militar iniciado el 24 de marzo de 1976. Macri firmó un decreto que lo eliminaba como feriado fijo, lo mismo que el 20 de junio (Día de la Bandera) y el 2 de abril (conmemoración de la gesta de Malvinas). El propio Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj, justificó la medida aduciendo que “de esa forma, con las escuelas abiertas, se iba a reflexionar mejor”. 48 horas después, y ante el repudio generalizado de las organizaciones de DD.HH. y de propios funcionarios de Cambiemos, Mauricio Macri anunció que este lunes firmará otro decreto anulando el anterior. Un verdadero papelón y nuevo traspié político.

Es que las ansias de eliminar toda huella del anterior gobierno lo hace cometer errores sensibles y garrafales, como el de creer que los Derechos Humanos es “del” kircherismo. Bien, nada más lejos, pero eso sí: el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner hicieron avanzar una enormidad las causas cajoneadas por presiones directas de los cuarteles que los anteriores gobiernos cedieron como corderitos. Pero el minimizar el feriado del 24 de marzo y del 2 de abril no es algo aislado: es el hilo de la misma madeja que quiere cambiar el pensamiento bien instalado de las nuevas generaciones que saben bien de las atrocidades cometidas por el golpe cívico militar en connivencia con toda la oligarquía de derecha, esa misma oligarquía que hoy volvió a ocupar cargos en el Ejecutivo nacional. En esa (triste y preocupante) madeja está la de poner a Centurión en la Aduana -un tipo que no ve a Galtieri como un pgenocida y no cree que los militares hicieron un plan sistemático para la desaparición de personas, y lo dice públicamente sin pruritos-, la creer y avalar la teoría de que los 30 mil desaparecidos no son tales, la de sacar de circulación los billetes de 50 pesos conmemorativos de nuestras Malvinas, la de enaltecer a los gobiernos yanquis y darle más importancia a Obama que a los homenajes de nuestros héroes caídos en las Islas el 2 de abril pasado, el de declarar frente al REy Emérito Juan Carlos -invitado como un colmo a la historia al acto principal por los 200 años de la jura de la Independencia- que “a los héroes de nuestra Independencia no les hubiera gustado separarse de España” y tantos otras declaraciones y actos de funcionarios y personajes allegados al “cambio”. Como si en la palabra “cambio” todo valiera.

Por la indignación y presión popular (ese “populismo” que el actual gobierno no puede ni ver) es que tuvo que recular el gobierno nacional en ésta decisión. Y aclaro: el Gobierno Nacional, porque hasta el Secretario de Derechos Humanos bonaerense, Santiago Canton, consideró que debería reverse la medida apenas Macri dispuso el cambio del feriado del 24 de marzo. Es que éste tema puso nuevamente en evidencia la cada vez más separación que existe entre el macrismo puro y el naciente “vidalismo” de quienes ven en la gobernadora María Eugenia Vidal una verdadera política más cercana a la gente que a la oligarquía de los CEOS del gabinete nacional. Ese dato no es nuevo, y en el entorno de Maurici Macri, con Marcos Peña a la cabeza, lo ven como un futuro certero golpe político de la “niña bonita” de Cambiemos.

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